Recuperamos a la oveja perdida!
SI! hemos recuperado a la oveja perdida, como en la parábola del hijo pródigo ese. No ha sido nada fácil, más bien podíamos calificarla de gran gesta, porque han hecho falta muchas horas de planificación, acercamiento sigiloso y un certero dardo paralizante en el momento oportuno para poder secuestrar a la bestia (arriesgando nuestra propia vida), para poder ponerle un traje, un tablón (single, porque no conoce la existencia del trífin, sólo algunos rumores sobre tablas ¡de dos quillas!) bajo el brazo y lanzarlo al agua después de al menos 30 años en los que no ha tocado más que el agua de la lluvia... Vamos como en los docus de la tele que todo el mundo dice ver pero tienen menos audiencia que la teletienda.

